Se pueden diferenciar tres modalidades en el uso de la cirugía en la alopecia: implantes de cabello, reducción del cuero cabelludo y trasplantes de cuero cabelludo.
Los implantes de cabello: la justificación para el implante de cabello es que el cabello obtenido de una zona no susceptible a la alopecia trasplantado a una zona con alopecia permanecerá en esta última tanto tiempo como en su lugar original. Las zonas utilizadas para obtener cabello son habitualmente el cuero cabelludo temporal, parietal y occipital. Los inconvenientes de este método son: la necesidad de varias intervenciones para lograr el efecto deseado; el cabello del implante se cae y vuelve a crecer en 3-6 meses. Este procedimiento puede causar dolor y molestias, aunque se utilice anestesia. Además, la anestesia también conlleva riesgos.
La reducción del cuero cabelludo consiste en escindir una parte del cuero cabelludo calvo y unir los bordes del cuero cabelludo restante con el fin de extender las zonas con cabello a la zona originalmente calva. Las limitaciones de esta técnica están relacionadas con el tamaño de la zona de calvicie y la elasticidad del cuero cabelludo.
El trasplante del cuero cabelludo consiste en extirpar un área de piel con cabello de la zona lateral del cuero cabelludo y volverla sobre su eje para que descanse sobre la parte superior de la cabeza. Se denominan también “colgajos”. La ventaja principal de este tipo de cirugía es que el cabello del colgajo continúa creciendo después de la cirugía, debido a que se mantiene el suministro de sangre. Entre los inconvenientes están las llamadas “orejas de perro” que pueden producirse tras la inversión del colgajo y que han de escindirse quirúrgicamente.
Antes de una intervención de cualquiera de los tipos descritos debe consultarse a un médico y la intervención en sí debe ser practicada por un especialista garantizado. Nunca debe aceptarse la implantación de cabello sintético, a causa de las posibles reacciones (rechazo por cuerpo extraño, infecciones crónicas).